martes, 4 de junio de 2013

El compositor de tormentas

Mira que me está costando comentar esta novela. Y es porque no me ha emocionado. Me ha entretenido, a veces. Me ha enganchado, a veces. Pero no me ha convencido. Y para mí, es muy difícil hablar sobre algo que me ha dejado "tal cual". Para ser justa, he conseguido acabarla sin que se convirtiera en una obligación. Ha conseguido que quisiera conocer el desenlace, pero no creo que vuelva a leerla.
   Cuando la encontré en casa de mis padres (de donde suelo "coger prestados" los libros que leo) me atrajo tanto la foto de portada como la reseña de su contraportada: un joven músico que debe transcribir la "melodía del alma" y que, para ello, tiene que viajar a Madagascar, y todo envuelto en el mundo de la música.
   Aunque hay asesinatos, intrigas, amor, aventura, piratas, está todo un poco "traído por los pelos". Para justificar las aventuras en las que se ve metido el protagonista, el autor tiene que forzar las situaciones, que se complican hasta parecer imposible que se solucionen. Y de repente, todo se arregla de la forma más sorprendente y menos creíble. Por ejemplo, una condena en la cárcel de las Tullerías se soluciona con la promesa al rey Sol de una melodía que le convertirá en el dueño del mundo, o una sordera producida por una explosión se cura de repente con el canto de una sacerdotisa, o el ataque de un barco pirata se arregla con una conversación entre dos antiguos camaradas de la armada francesa.
   Tengo que decir que esto no deja de ser una opinión personal mía, y que yo estoy algo predispuesta a rechazar las novelas con argumento "espiritual" o "sobrenatural". Es lo mismo que me pasó con El código Da Vinci, que tanto ha gustado a todo el mundo y que a mí me pareció tan poco creíble y tan forzada. Por eso, os pongo sobre aviso de mis gustos para que nadie se llame a engaño.
   En esta novela, no he podido evitar la sensación de que el autor se veía desbordado por las situaciones límites en las que se ve envuelto el protagonista y no sabía muy bien cómo resolverlas. Por ejemplo, echa mano de la alquimia para crear una atmósfera de misterio y, para darle cierto aire de credibilidad, introduce en la escena a Newton que parece más un científico loco, del tipo del doctor Bacterio, de Mortadelo y Filemón, que como el estudioso humanista que fue en realidad. 
   Sin embargo, el principio de la novela me gustó mucho. Me pareció una buena forma de enganchar al lector: un prestigiosísimo director de orquesta que reúne, en el Palacio Garnier de París, a lo más granado de la élite política y cultural internacional y que, hundido por la muerte de su esposa, es incapaz de salir al escenario y tocar su última creación musical. Por distintas circunstancias, encuentra en las buhardillas del palacio, unos manuscritos antiguos, escritos por el rey Luis XV de Francia donde habla de un joven músico y de su lucha por encontrar "la melodía del alma", dando lugar así al inicio de la novela. Es una pena que todo se vaya estropeando con el paso de las páginas.
   En fin, espero no tener que hacer este tipo de comentarios muy a menudo. Os aseguro que me resulta muy difícil. Si os decidís a leer esta novela o si ya la habéis leído, contadme lo que os ha parecido, ¿de acuerdo? Os espero.

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