lunes, 5 de mayo de 2014

Capítulo XVII: Y probaron el bálsamo de Fierabrás

¿Os acordáis dónde quedaron nuestros amigos? Eso es, molidos a palos en sus jergones. Además, el cuadrillero de la Santa Hermanda creía muerto a don Quijote. Bien, muerto no estaba, pero casi porque, después del mandoble que le arrea el arriero con el candil, a nuestro hidalgo no le queda otra que prepararse el famoso y "salutífero bálsamo de Fierabrás" con "un poco de aceite, vino, sal y romero". Así se le queda el cuerpo, claro, más limpio que la patena: "apenas lo acabó de beber cuando comenzó a vomitar de manera que no le quedó cosa en el estómago. (...) quedóse dormido más de tres horas, al cabo de las cuales despertó, y se sintió aliviadísimo del cuerpo".
   ¿Qué piensa nuestro Sancho entonces? Que también quiere un poquito para curar sus palos, pero...
"Es, pues, el caso que el estómago del pobre Sancho no debía de ser tan delicado como el de su amo, y así primero que vomitase le dieron tantas ansias y bascas con tantos trasudores y desmayos, que él pensó bien y verdaderamente que era llegada su última hora".
   Pobre Sancho, todo es sufrir: "En esto hizo su operación el brebaje, y comenzó el pobre escudero a desaguarse por entrambas canales".
   Don Quijote, sin embargo, sintiéndose mejorcito, se marcha tan" pichi" en su jamelgo a buscar nuevas aventuras sin ninguna intención de pagar lo que se debe:
"Engañado he vivido hasta aquí --respondió Don Quijote--; que en verdad que pensé que era castillo, y no malo, pero, pues es así que no es castillo sino venta, lo que se podrá hacer por ahora es que perdonéis por la paga, que yo no puedo contravenir a la orden de los caballeros andantes, de los cuales sé cierto (sin que hasta ahora haya leído cosa en contrario) que jamás pagaron posada".
   No está mal eso de perder la chaveta, si te permite irte de rositas. Pero, claro, detrás se quedaba el pobre Sancho que, como siempre, termina pagando el pato:
"(...), y allí puesto Sancho en mitad de la manta, comenzaron a levantarla en alto y a holgarse con él como un perro por carnastolendas".
   Sí, sí, le mantearon, como si no hubiera tenido bastante. Solo la buena de Maritornes le ayudó con un buen jarro de agua pero "mas como al primer trago vió que era agua, no quiso pasar adelante, y rogó a Maritornes que se le trujese de vino". Y es que bastante malito estaba ya como para no mejorarse con una alegría.
   Después de esto, pudieron macharse por fin de la venta, que no era castillo, dejando como pago las alforjas del buen Sancho.

16 comentarios:

  1. Pobre Sancho. Con cuidar y sufrir a Don Quijote ya tiene bastante.
    Besos.

    ResponderEliminar
  2. Jolín, anda que no le echa morro ni nada. Si es que con eso de que se le va la pinza se va de los sitios sin pagar pero ahí está el pobre Sancho que termina pagando los platos rotos que deja su señor.
    Por cierto, que al final tengo a Don Quijote hospedado en casa. Eso sí, tranquilo y relajado esperando en la estantería a que me cuente sus andanzas. El cuándo las escuche, es otro tema.
    Un besín.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues ánimo. Estoy segura de que no te defraudará. Abrazos.

      Eliminar
  3. Jajaja, don Quijote es el mejor. Sancho me da pena, pero es que me imagino la situación y me tengo que reír. Qué cara tiene nuestro caballero, tan tranquilo y sin pagar.
    Besos.

    ResponderEliminar
  4. Vaya dos ! No salen de una cuando están en otra :)
    Besos.

    ResponderEliminar
  5. El pobre Sancho no gana pa disgustos... 1beso!

    ResponderEliminar
  6. Pobreeee, gracias por compartir una semana más :-) Un beso!

    ResponderEliminar
  7. Pues si, pobre Sancho...eslo que tiene tanto bálsamo, jeje.
    Besitos!!

    ResponderEliminar
  8. Este capítulo a vuelto a ser muy divertido!
    Besos

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...